Level 50: UNLOCKED. Instrucciones para cumplir años como una auténtica Diosa Vikinga (modo experto).
Cumplir años es inevitable; hacerlo con humor, deseable (y bastante divertido)
El momento ha llegado: hoy, 30 de abril la menda lerenda cumple 50 años. Lo escribo, lo digo y lo pienso y NO ME LO PUEDO CREER; ¿pero cuándo ha pasado esto? Ya desde los 30 me cuesta trabajo recordar mi edad cuando me preguntan (a partir de ahora ya no me va a pasar, SIEMPRE recordaré que tengo 50) y es que la versión de “mujer de 50” que tengo integrada es la de mi madre con 50. Que estaba estupenda, la verdad, pero claro, yo tenía 24 y todo el universo de personas mayores de 40 directamente eran “viejos”. Y ahora la “vieja” SOY YO (chúpate esa, Anabel de 24, que creías que este día no iba a llegar).
¿Me siento más sabia? A ratos. ¿Me duelen cosas que no sabía ni que existían? Siempre. ¿Me importan un huevo las opiniones ajenas (no pedidas)? ABSOLUTAMENTE. Bienvenida al club: el de las mujeres que caminan hacia el Valhalla con humor y dignidad (y alguna contractura de regalo).
Como es lógico, a medida que se acerca el día de mi cumpleaños, la conversación acerca de “cumplir 50” es de lo más habitual. La gente mucho más joven te mira con cierta condescendencia (¡infelices, no os queda nada!) y la de tu edad, coincide en que el interior de sus mentes se paró en los 30. Y aunque esa es la primera impresión, si observas con atención, puedes encontrar las 7 (o más) diferencias:
LO BUENO
Te importa un huevo el “qué dirán”. Esto se traduce en que puedes salir en pijama a sacar al perro, cantar por la calle (para horror de los vikingos adolescentes) y decir, por fin, lo que piensas (educadamente, eso sí, que el colegio de monjas pesa mucho aún a los 50).
Inciso para las madres de adolescentes, lo que hoy en día abarca desde los 8 hasta los 40: la amenaza de ir a esperarlos a la puerta de su clase y ponerse a cantar o a corear el nombre del susodicho obra milagros en cualquier comportamiento que se quiera corregir.
Tienes incorporado un detector de chorradas nivel diosa. Muy útil para no perder ni un segundo con personas/actividades/cosas varias que lo disparan, salvaguardando lo único que de verdad merece la pena proteger: tu valiosísimo tiempo.
Has descubierto que el tiempo es lo único que no puedes recuperar. Que sí, que lo has sabido desde tu más tierna infancia (todos sabemos que estamos aquí de paso), pero ahora DE VERDAD eres consciente. Máxime cuando gran parte de él se va en cuidado de hijos/trabajo/lavadoras y la nueva incorporación: las citas médicas.
Has recuperado tu sentido del humor. Después de batacazos emocionales varios, descubres que tras el llanto viene la risa, y que es el secreto de la eterna juventud (las arrugas de la risa molan).
Empiezas a darte permiso para decír que sí, que no y para no justificar ninguna de las dos cosas.
LO NO TAN BUENO
- Cambios físicos. LA LECHE. Arrugas, rodillas que crujen, canas. Ojalá fuera de esas mujeres con melenas blancas maravillosas, pero en mi caso teñir es obligatorio desde los 30; en cuanto se me ve en mi morenísimo pelo un atisbo de raíces canosas parezco una pordiosera. Partes del cuerpo que se caen. Casi todas. Si no me crees, pon la cabeza hacia abajo a ver qué pasa con tus pómulos.
- Cansancio: hay mañanas en las que te levantas como si hubieras estado corriendo una maratón, a pesar de que recuerdas perfectamente haber soñado que pedías sushi y el repartidor te traía un bocadillo de salchichón ibérico (me vais a perdonar, pero el salchichón de bellota es mejor invento de la humanidad. Y sí, he soñado exactamente eso).
- En tu agenda hay más citas médicas que de ocio. Revisión con el ginecólogo, dentista (cada vez más jodidas estas citas, por cierto), oftalmólogo (¡presbicia! ¡soy vieja!). Aunque tiene sus ventajas: como de cerca no ves un pijo, cuando te miras al espejo las arrugas se difuminan, los rasgos caídos se difuminan, TÚ te difuminas; es un photoshop natural), y un largo etcétera de citas con “-ólogos” que cada día va en aumento.
- Crisis existenciales varias (o random, como dicen los modernos. Si leen esto los vikingos adolescentes, soltarán un “mamá por dios, es que no te enteras de nada”, acompañado de ojos en blanco). Alma de cántaro, ¿creías que las crisis existenciales se habían acabado? Puedes perfectamente pasar de estar bailando en la cocina a preguntarte ¿pero qué coño estoy haciendo con mi vida? en tres segundos y sin despeinarte.
BONUS ADICIONAL: Cumplir 50 con vikinguillos de edades dispares (pequeños y adolescentes):
Los pequeños: te preocupa que no se coman el plátano.
Los mayores: te preocupa que se tatúen un plátano en el brazo.
Los pequeños : creen que eres lo más, la heroína que siempre los salva, “mamá, qué guapa estás sin maquillar”.
Los mayores: creen que eres una mezcla entre Siri desactualizada y el Chavo del 8. “Es que no entiendes nada, si tienes ya 60 años” (frase real que el vikinguillo de 16 me soltó así, sin anestesia ni nada hace un par de semanas).
Eso sí: no te aburres. Cada día es una aventura entre zapatillas de deporte tamaño XXL tiradas en mitad del pasillo, neveras que se vacían tres segundos después de haberlas llenado (y en las que SIEMPRE faltan cosas absolutamente imprescindibles como actimeles o chopped de lata, que se te han olvidado a TI y de las que eres responsable en exclusiva) y charlas filosóficas del tipo “si tus amigos se tiran a un pozo ¿tú también?”
BONUS ADICIONAL II: Mantener pareja, hogar y salud (física y mental)
Te levantas el viernes y te das cuenta de que no has cruzado palabra en toda la semana con el Vikingo que comparte contigo casa, hijos y vida. En realidad sí, pero los intercambios se han limitado a organizar horarios y recogidas varias, tareas del hogar y gestión de hijos. Pero como a los 50 eres algo más sabia, tienes la solución: repartes hijos por el mundo que te rodea para ganar unas horas a solas y proteges con tu vida los tres pilares básicos de una relación: risa, respeto y… siestas compartidas.
La casa jamás está en estado de revista. Pero te has convencido de que los miles de juguetes chiquititos (minimierdas) que pueblan cualquier rincón de la casa son señal de alegría y felicidad y sabes que algún día los echarás de menos (Vikingas que ya habéis pasado esta etapa: si no es así, no quiero saberlo.)
De repente eres consciente de que quieres cumplir años sin irte encorvando a pasos agigantados, y por primera vez en la historia de tu vida haces ejercicio VOLUNTARIAMENTE. Si me lo llegan a decir cuando en el colegio evitaba las clases de educación física como la peste, se me hubiera desencajado la mandíbula de la sorpresa.
También descubres la importancia del autocuidado y la salud mental; estar en silencio al menos unos minutos al día, buscar y valorar todo lo que te haga reír, cuidar el tiempo con tus amigos y mandar a la mierda de vez en cuando a algo o alguien que lo merezca. Dar prioridad a los micro-momentos de felicidad (un café a solas, una canción o una charla con la vikinguilla) y renunciar al perfeccionismo de los cojones: abraza el “más o menos hecho” y abandona el “perfecto”.
Resumen: me ha costado aceptarlo, pero cumplir 50 no es el principio del fin. Es el fin de aquella versión de ti que quería complacer a todo el mundo, ser perfecta y llegar a todo. No es un simple cambio de década: es desbloquear un nivel de la vida en el que las reglas son más claras, las prioridades más simples y el sentido del humor más necesario que nunca. Ahora ya sabes que ser una Diosa Vikinga también es saber elegir tus batallas… y tus siestas.
Y como toda buena Diosa Vikinga que se precie necesita herramientas para la travesía (además de café y paciencia), aquí os dejo mis recomendaciones para sobrevivir a los 50 con humor, inspiración y algún que otro pequeño placer que nos recuerde que seguimos siendo absolutamente épicas. Vamos con las recomendaciones de la semana, versión 50 aniversario deluxe:
- Desconectar y reír sin pensar: sin duda, Modern family. Da igual si ya la has visto, siempre es apuesta segura para llevarte una dosis de humor. Yo la veo con mi vikinguillo de 16 y no sé quién de los dos se ríe más. Según mi hijo, soy Claire, no sé muy bien si eso es bueno o malo.
- Inspiración y mujeres fuertes: Aquí va una doble recomendación. Por un lado, humor sutil, relaciones imperfectas, momentos de “tierra trágame” en los que te reconocerás a través de la historia de una mujer que tras el escándalo público de su marido (y alguna humillación que otra) decide reconstruir su vida personal y profesional desde cero: The Good Wife. Como esta serie ya tiene sus años, te recomiendo algo más actual: The Morning Show. Jennifer Aniston y Reese Witherspoon en un duelo interpretativo continuo, perfecta si quieres ver a mujeres de más de 40 (y 50) brillando sin pedir permiso.
- Lecturas diferentes: novela gráfica. La compañera, de Agustina Guerrero, con su estilo inconfundible nos muestra que ser fuerte no es no llorar, sino hacerlo y luego reírte aún más fuerte. Lectura que abraza, visualmente preciosa, emotiva y real. Nuestros nombres olvidados, de Carmen y Laura Pacheco. Texto delicado, ilustraciones que acarician y emocionan. No quiero decir mucho más, es mejor que lo descubras tú.
Aquí estamos: 50 años, una colección de batallas ganadas (y alguna que otra perdida, pero con honores), unas cuantas arrugas (de las de reír, ya sabes, las que molan) y un máster en hacer malabares con la vida real. ¿Perfectas? Ni falta que hace. ¿Invencibles? A ratos (preguntadle a mi vikinguilla, no a los adolescentes). Cumplir 50 no significa resignarse, sino renacer, con un escudo nuevo (el de haber sobrevivido a aquello con lo que pensabas que no podrías) y un casco brillante (el que deja fuera tonterías, opiniones no pedidas y chorradas varias). A lo mejor no te levantas de un salto de la toalla en la playa, pero sí sabes dónde encontrar el mejor chiringuito… y eso, amiga mía, es SABIDURÍA VIKINGA.
Y tú, ¿qué has aprendido en tu propia travesía? ¿Qué superpoder inesperado te ha regalado la vida después de los 30, 40, 50 o 60 (y más)? Compártelo, que las buenas historias vikingas se celebran mejor en tribu.
Esto no termina aquí: un 50 cumpleaños no se celebra todos los días. Esta tarde, EL DESEMBARCO CONTINÚA…
Enhorabuena!!!
Me encanta!!!!
A seguir sumando!!!
Enhorabuena! Lo del plátano es sublime e incluso eso, dejará de importar.