Los Vikingos son de Marte, las Vikingas del Valhalla
O cómo prepararse para cualquier evento nos hace de distintos planetas
La verdad, me encantaría ser de esas que tiene cuatro o cinco post preparados con antelación, que programan las publicaciones y que más que caminar, flotan, pero no way, amigas. Lo he intentado, empecé escribiendo dos post adicionales al que iba a publicar y se han quedado en borradores. Una vez que se me ocurre algo, me entusiasmo, una vez que me entusiasmo, no hay freno. Lo escribo, empiezo a idear cómo anunciarlo y TENGO que publicarlo. Los post que dejé en la “nevera”, ahí siguen, y ya no me apetece una mierda hablar de ellos. Por eso escribo cada quince días, para intentar que la vida no me atropelle y sacar adelante trabajo, casa, niños y un proyecto que por fin está a punto de terminar (si es que mi eterna indecisión lo permite. Pero ese es otro post).
Ese precisamente era el tema sobre el que tenía previsto escribir hoy: la indecisión crónica y paralizante. Quizás pienses “menudo mojón”, pero te aseguro que ahí hay chicha. Ayer en el viaje de vuelta desde el trabajo se me ocurrían mil cosas, me venía descojonando yo sola en el coche y ya tenía pensada la estructura del post, pero LA VIDA MANDA y anoche en una cena con amigos tuve LA REVELACIÓN: en plena efervescencia de BBC (bautizos, bodas, comuniones) y eventos varios como graduaciones, fiestas de colegio (FIESTAS DE COLEGIO AMIGAS) creo que pocas cosas hay que revelen tanto nuestras diferencias como LOS PREPARATIVOS.
¿No me crees? Piensa en algún ejemplo cercano. Seguro que tienes a alguien (o tú misma) que prepara la comunión de su vikinguillo/a o su graduación, o su boda, o cualquier tontada porque ahora se celebra todo. Que yo recuerde tuve dos graduaciones, una cuando terminé el instituto (bueno, un fiestorro, no hubo graduación como tal) y otra cuando terminé la carrera (esto lo digo así como con miedo, porque la verdad es que no me acuerdo. Por lo que sea, tengo la etapa de la universidad muy pero muy borrosa). Ejemplo: mi vikinguilla de 8 años ya tiene en su haber múltiples graduaciones:
online, de la guarde (graduación pandémica)
presencial, de infantil (graduación deluxe, con su banda, su birrete y su celebración posterior tipo catering, karaoke en el patio del cole… recuerdo ese mayo-junio con auténtico horror).
le quedan:
cuando terminen 6º de primaria. Sí, señores, ahora se celebra terminar 6º de EGB. Es verdad que cambian de siglas, pero coño, que antes de 8º pasábamos a BUP o FP y ahí no se celebraba ná.
Cuando termine 4º de la ESO (antiguo 1ºBUP, creo). Ídem.
Y por supuesto, cuando termine el instituto y cualquier cosa que haga después: carrera universitaria, FP o como se llame ahora o un simple curso de macramé.
¿Alguien me puede explicar este ansia por celebrar que pasan a una nueva etapa? ¿Tan difícil es superar 6º de primaria? Porque no veo yo que como sociedad seamos especialmente festivos, la verdad. Salvo cuando hay un GRAN APAGÓN y la gente se sienta en las terrazas de los bares a oscuras, porque “total si no funcionan las neveras la cerveza si no nos la bebemos se va a calentar”. HÉROES.
Me voy por los cerros de Úbeda ( te recuerdo el origen de esta expresión porque me da pereza buscar el post donde lo puse. Muy influencer, yo). Estaba pidiéndote que pensaras en alguna pareja cercana que celebra algo, la comunión de su vikinguilla por ejemplo. Vamos con las 7 diferencias:
ELLA: tiene el vestido desde enero. ÉL: tiene previsto comprarse la chaqueta el día de antes, sábado. Tiene partido de su hija por la mañana y alguna cosilla más, pero se escapará sobre las 19:50, si total, con diez minutillos, de sobra.
ELLA: lleva dos meses preparando la mesa de chuches. Pidió un arsenal al Shein, ha tardado más de lo previsto y dos semanas antes ha tenido que gestionar el tema con Amazon. Lleva ideando, recortando, pegando y sepa dios qué más toda la semana. El día de la comunión irá a las 8 de la mañana a montarla. ÉL: no duerme bien porque resulta que el día de la comunión hay un Barça-Madrid y no sabe si la comida se alargará mucho.
ELLA: se ha quebrado la cabeza para comprar el outfit de la mayor, que está en esa edad en que no quiere vestirse de niña pero tampoco quiere que vaya vestida de Karol G, así que las negociaciones con su poquito de drama están aseguradas. ÉL: en serio, qué mala suerte, un Barça-Madrid.
ELLA: ha preparado la lista de invitados, tiene previsto qué amiguitas pueden venir (las que no hacen la comunión ese día), la fecha de la confesión, del ensayo, el calendario de exámenes, partidos y mierdecitas varias que oye, igual también hay que tener en cuenta. ÉL: agenda llamar al restaurante para ver si tienen pantalla grande y se va a poder ver el partido allí.
ELLA: tiene ya desde hace dos meses arreglado el vestido de la comunión de la niña, las invitaciones y recordatorios, el regalo, los regalos de la familia y amigos más allegados que no quieren molestarse en pensar, porque oye, para eso está ella. ÉL: lo del partido, consultado con el restaurante y resuelto. Qué capacidad de gestión, qué forma de tachar tareas de la lista. No entiende por qué organizar una comunión se dice que es complicado. Agenda ir a la protectora para adoptar un perrito, es el mejor momento.
Hay más, mucho más. Está también el que se fue a comprarse un traje el día de antes y como estaba hecho un higo y no sabía planchar (y no quería reconocer ante su Vikinga que NECESITABA ayuda) pidió en Massimo Dutti el “servicio de plancha”. Imagino el descojono general, desde luego yo cuando me lo contó lloraba. No sé si de la risa, la verdad.
En fin, que los Vikingos son de Marte y las Vikingas… deberíamos ser del Valhalla, pero no, estamos en el Mierdihalla. Pero de dónde coño hemos sacado esas ansias de perfección, ese afán por ocuparnos de todo y de sentirnos imprescindibles. Pues yo te digo de dónde con la siguiente anécdota del día del GRAN APAGÓN. Por la noche, a la luz de las mil velas que reunimos, les preguntamos a los vikinguillos que cómo habían vivido en el cole el momento del apagón. Respuesta del vikinguillo de 12 (6º de primaria, graduación al canto): “Las niñas se pusieron ahí, histéricas, que si era la guerra, se pusieron a llorar… Se fueron a otra clase, creo” (todo esto con cara de “no entiendo nada”). “¿Y vosotros?” -le preguntó su padre.
“Nosotros apartamos las mesas y nos pusimos a jugar al fútbol”.
He ahí el secreto, querida Vikinga. La vida misma en una frase. Nada que añadir. No comment. Este es el origen de que duerman como lirones tras una pelea y tú te quedes rumiando con los ojos como platos.
Y digo yo ¿qué pasaría si en el próximo cumpleaños (por empezar por algo pequeño) anunciaras que no te vas a ocupar tú? Porque amiga, hacer una lista de tareas y repartirla es OCUPARTE TÚ, es trampa y no vale. Yo voy a hacerlo… aunque por si acaso empezaré con el mío del año que viene, porque el siguiente es el de mi vikinguilla y tengo que empezar a pedir los tules para decorar la mesa, los manteles y servilletas, la decoración de la pared… Ay dios que no llego.
Esta semana las recomendaciones empiezan por UN LIBRO: me ha alucinado. No quiero decir mucho porque la persona que me lo recomendó me dijo que lo leyera sin saber de qué iba y creo que ha sido parte del éxito. Tiene suspense, tiene una trama que engancha y sobre todo sorprende. Confesiones, de Kanae Minato. Id a buscarlo a vuestra librería, ya sabéis.
Un podcast: Estirando el chicle. Seguro que ya lo conocéis, a mi me lo habían sugerido mil veces pero no sé por qué hasta esta semana no lo había escuchado. Fui todo el camino de vuelta descojonándome en el coche (como ves es algo muy habitual en mi).
Una película: Cónclave. No me pareció un peliculón, pero sí muy entretenida y si con todo esto de las fumatas tienes curiosidad por saber qué se cuece ahí dentro, perfecta.
Ya sabes, Vikinga, que tenemos Manifiesto. Así que entre mierdi-recados para los eventos varios del mes y preparativos de graduaciones, dedicad unos minutillos a esas grandes descuidadas que sois vosotras. Vinito/cerveza/agua con gas (algo que tenga un poco de color y alegría), releedlo, ponedlo en práctica y recordad que las Vikingas no nacimos para organizar, sino para brillar. Y que podemos llevar tules, pero también una espada.
Reenvía este post a esa amiga que ahora mismo está imprimiendo recordatorios como si no hubiera un mañana. Te lo agradecerá.
Y si tú también estás atrapada en el calendario de eventos escolares y BBC, ¡cuéntamelo! Que las risas en tribu, son más risas.
bien, yo solo dejaré una guía rápida:
https://youtu.be/Nlcs0IlZR4Y?si=pLYRUlL-z0uhPFMo
Inmensa!!! Me pato con el mierdhala, que razón amiga!